Verás, como te digo, la magia en mi mundo es una manifestación más de la fuerza de la vida, y está enraizada en las emociones: mientras más involucrado esté el mago en el hechizo que lanza o en la poción que prepara, más poderoso será este. Lo cual suele ser muy conveniente cuando se está en medio de una pelea contra un monstruo, porque el miedo es una de las emociones más fuertes que hay.
Ahora, cuando el hechizo es algo grande, es necesario tener a la mano algo con qué canalizarlo hacia un punto en específico o podría salirse de control y causar un desastre. Por cuestiones de practicidad y camuflaje (vivo en la ciudad de Chicago) uso un palo de hockey como staff y un palito de tambor como varita.
En cuanto a las restricciones, los seres humanos estamos controlados por un Concilio el cual ha regulado el uso de la magia en el mundo natural desde ve tú a saber cuándo (soy malo para las fechas, Bob me odia por eso), y ha establecido siete reglas básicas. A saber: 1) No matarás usando magia 2) No transformarás a otros (que es lo que me acabas de preguntar) 3) No invadirás la mente de nadie 4) No embelesarás a otros 5) No practicarás necromancia 6) No nadarás contra la corriente del tiempo 7) No te acercarás a las Puertas Exteriores