[Ohdiablos, te nota tristona. A ver cómo arregla eso.] Pues, el mago más importante de la corte contestó: "La solución es probablemente devolverle las ganas de vivir fuera de su propia cabeza. Estoy seguro que si le cuentan una historia que jamás haya escuchado, tendrá ganas de prestarle atención."
El rey mandó a dar un anuncio por las calles, con trompetas y todo, prometiendo riquezas, conocimientos y honores al que supiera devolverle la salud al príncipe. Y el hermano menor en persona se dedicó a recorrer el reino a caballo, repitiendo el anuncio por todos los pueblos.
... Como te puedes imaginar, llegó un montón de gente. Narradores profesionales, y escritores, magos y viajeros. [Se rasca la barbita, pensando] Pero les jugó en contra lo... nerd del príncipe. No había historias que no hubiera leído, casi. Y bueno, influía también lo bien que la historia estuviera contada. Si se trataba de una historia nueva, pero mala, el príncipe tampoco respondía.
Se sucedieron tres lunas completas, sin que nadie hubiese conseguido ningún progreso. [Pausa dramática] Hasta que apareció el jefe de una caravana de beduinos.