[Y el príncipe también quiere a la sirenita, y parece que se van a casar... pero entonces el príncipe es comprometido con la doncella que lo había salvado, sin saber que en realidad fue la sirenita quién lo salvó.]
La sirenita nunca había bailado tan elegantemente antes. Era como si filosos cuchillos desgarraran sus pies, pero no le importaba; el dolor era peor en su corazón. Ella sabía que esta era la última vez que vería al príncipe, por quien había dejado su hogar y a su familia; había renunciado a su bella voz, y sufrido dolores indecibles día con día por él, pero él no sabía nada al respecto.