[La historia sigue. La princesa acepta para poder estar con el príncipe y toma la poción, aunque pierde su voz y aunque caminar le lastima. Y el príncipe la encuentra, pero no sabe quién es, y la princesa no puede decirle nada.]
- Ah, no sabe que fui yo quien lo salvó. - Pensó la sirenita. - Yo lo llevé sobre el océano hasta donde el templo está. Esperé debajo de la espuma y esperé hasta que los humanos llegaron a ayudarlo. Vi a la linda doncella que él ama más de lo que me ama a mi.
Y la sirenita suspiró, pues aún no podía llorar. - Él dice que la doncella pertenece a un templo sagrado, y que ella nunca volverá a este mundo. No se volverán a ver, mientras que yo estoy a su lado y lo veo todos los días. Yo lo cuidaré y lo amaré, y daré mi vida por él.