Así que, aunque yo quise contarle a Murphy por mucho tiempo sobre las cosas extrañas que sucedían a su alrededor, a pesar de pensar que merecía saber y que, con el debido tiempo, podía llegar a manejarlo todo, no me atrevía porque el costo podía ser muy alto. Claro que se enojó conmigo muchas veces porque se daba cuenta de que le ocultaba información, se frustraba muchísimo, pero, aunque, sí, me dolía, prefería todo eso, o que nunca volviera a hablarme a descubrir que uno de mis enemigos sobrenaturales se enteraba de su existencia y le hacía un daño por herirme a mí.