[Este anciano está cerca del tronco del árbol, tocando los nudos en la madera con las manos, como si fuera la cosa más interesante del mundo.
¿Cómo es que no le ha caído ninguna nuez encima aún? Fácil. La varita con la que apunta hacia arriba, en su otra mano, cubre su cabeza con una especie de paraguas de aire.]