[Baja la vista a sus manos también, y su voz suena un poco más queda.]
Dijiste que yo no podía decir que eres confiable o decente. Pero eso no es cierto. Sí puedo.
Salvaste mi vida cuando no tenías ninguna razón para hacerlo. Confío en ti con eso. Con mi vida. [Acaricia el dorso de tu mano con su pulgar, distraído.] Y yo te importo. Conoces las peores cosas sobre mí y no quieres usarlas para hacerme daño. Eso te vuelve una de las personas más decentes que he conocido.