[No responde a eso último, alzando la vista de nuevo, antes de abalanzarse rápidamente contra ti para agarrarte por el cuello con una mano, presionando en tu tráquea. Si consigue hacerlo, tal vez también sientas el cañón de un arma contra tus costillas, que él se asegura de ocultar de ojos ajenos al quedar casi encima tuyo.]