[Alza la vista hacia ti, y luego levanta el mentón, parte de su antiguo orgullo aún ahí.]
No seas tonto, Aramis. ¿Crees que me dejaría vencer tan fácilmente? No estaría aquí hablando contigo si fuera así. [Por muchos motivos. Uno de ellos, que estaría convirtiéndose en árbol.]