[En otras circunstancias, sin tanta niebla y oscuridad encima, no te creería. Correría a buscar a Obito, sabría que está bien. Se quedaría a su lado.
Pero ahora siente la desesperación crepitar dentro de él como algo dormido pero que nunca, nunca se ha ido. Despierta entonces.] Dámelo-- Dame la linterna. Eso no te pertenece.