[Nadalandia... El nombre termina de despertar muchos recuerdos, y le es difícil por un momento esconder todas las emociones que eso le trae. Pero finalmente consigue disimular su expresión, antes de esbozar una sonrisa vacía.]
... Nadalandia. Por supuesto. [Te vuelve a mirar de arriba hacia abajo, aunque más apreciativa.] El amable y apuesto joven. [Una pausa.] El pequeño espía frente al trono.