Definitivamente no en mi ciudad, y si cuento todas las criaturas que han pasado frente a mí mientras comía mi helado, definitivamente no en un sitio normal. La gente murmura que se llama Nadalandia y que uno no se puede ir a menos que tenga la plaquita de visitante. [Volverá a su helado.] La gente habla demasiado fuerte.