[Toca uno de tus brazos, asegurándose de que no estés herido.]
No lo sé. Intenté detener el dolor de Celia, pero sólo empeoró. [Su voz es contenida, y un músculo en su mandíbula se crispa apenas cuando dice eso. Al menos parece aliviarlo un poco el notar que a ti no te pasa nada.] ¿El rey?