Mientras él descansa en una improvisada caverna, un cierto caballero rojo que conoces intenta tratar su temperatura.
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Lentamente se acerca a un caballo con una risa masculina de fondo. No se escucha malicia, solo diversión al ver al arquero ser inexperto respecto a los caballos.
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El Rey de Caballeros está durmiendo en un cuarto, vendado y herido. Él se niega a... se niega, así de simple. Tiene sujeta tu mano. Si tuviera tu vaina, si no estuviera muerto, sería tan fácil...]