Eso es impensable. No fue obra de Emiya Kiritsugu que ese niño terminara así, simplemente fue que deseaba que nadie sufriera como él lo hizo; deseaba ver la felicidad pura en los rostros de las personas.
Pero es egoísta, quiere lograrlo con sus propias manos. Quiere ser tan feliz como Emiya Kiritsugu cuando le encontró.