[Demasiado terco para detenerse. Solo se tapa los oídos mientras reza por la ayuda que no llegará.
Sus piernas le traicionan, ya no puede respirar y cae una última vez. Alza su mano al cielo que comienza a llorar.
Alguien... Alguien... No quiere morir.
A nada de ceder al dolor, su mano cayendo. Ahí es cuando el hombre de negro que rompió tu corazón lo toma con lágrimas en sus ojos; una inolvidable sonrisa, un agradecimiento desde lo más profundo del corazón.
El chico va a morir.
El hombre revela algo dorado y lo ingresa en el cuerpo del niño para salvar su vida.