El adulto suspira, viéndose culpable "Ya dije que lo sentía. ¿Por qué no hacemos algo distinto ahora?". Quizá te sorprenda lo rápido que su expresión cambia a una de felicidad "¡Juguemos go, Hikaru!"
El niño se irrita aún más y señala al adulto con un dedo "¡Después de lo que hiciste, nada de go para ti por un buen tiempo!"
El adulto se ve terriblemente herido y cubre su rostro con sus manos. El niño palidece inmediatamente y cae de rodillas, llevando una mano a su boca. "¡D-deténlo! ¡Estás haciendo que enferme!"]