[No parece haber nada peligroso, aunque quizá te llame la atención el adulto que ahora se acerca al niño a preguntarle por cuánto tiempo más seguirá haciendo lo mismo.
El niño no se ve nada contento "¡Cállate! ¡Es tu culpa que haya perdido! Si no me hubieses distraído a cada rato..."]