[Había alguien que pensó lo mismo. Había alguien... el rey nunca lo consideró como injusto. El rey nunca se lamentó. Hasta el último momento, estuvo orgulloso de lo que logró hacer por su pueblo, pero--
Un cuarto. Puertas cerradas, gruesas cortinas cerradas. La imagen de la mujer distorsionada. No puede ver su rostro. No puede ver su rostro.
Pero--]
No.
[Es el mismo serio rey. Sigue sin lamentarlo. Pero... la sonrisa de la mujer es algo que siempre... No puede verla. Ha sido perdida. Retira su capa por él, se sienta a su lado. No puede recordar su voz. Un espacio distorsionado que ocupa su reina.]
No deberías desvelarte por mi.
[Pero incluso el rey que no sonríe ni envejece... en ese momento, para la mujer, entre ambos, sus ojos cambiaron. Y algo que no había notado intranquilo, fue serenado.]