La niña sigue a la señora por los salones. A su izquierda, una extensión de su mano ausente. Desde las sombras del alto trono o por los jardines reservados para los guerreros que gozan de su merecido descanso. Una criatura apática que habla sólo a su ama y el guerrero a su derecha--
Los muertos no abandonan Hel.
--arrojada al suelo, los cientos de tomos cayendo en desorden. Otra vez. Roer hueso, pudrir carne, deshacer hechizos, transportar materia. Los muertos no duermen, y los que les cuidan tampoco. Entrena. La niña entrena.]