[...Y de repente no está donde debería estar. Su ropa cubierta de sangre y su expresión agotada aparte de unos cuantos rasguños en su cara indican que era un momento importante. En su mano hay un cigarrillo humeante. Por suerte, el árbol contra el que está apoyada amortigua suficiente el agua para que éste no se apague.
...Vaya, no podrá compartir un último cigarro con él después de todo.]