[El coso ese y él están rodando por el suelo un poco más allá. Tras muchas contorsiones, Illya suelta un gruñido cuando las garras le rasguñan el torso antes de poder voltearlo, sosteniéndolo con un brazo mientras con la otra mano entierra su cuchillo en el cuello del animal. Aquí es cuando se pone un poco sangriento.]