Podría ser con una leche malteada o un latte en mano. No soy exigente con mis lácteos a la hora de juzgar.
Depende del inframundo del que estemos hablando. Por ejemplo, el Hel nórdico, que es el nuestro, es de hecho frío aunque por el guardarropa de su reina no te lo creerías. El infierno de mi camarada Daimon sí era de los calientes, sin embargo.