Si es así... entonces, estoy dispuesto a contarte todo aquello que me atormente o me haga feliz. Lo prometo. [Va a mover su cabeza hacia la tuya, apoyandose en ella con una sonrisa en su rostro.] La dignidad es algo que no tiene que preocuparte, Arturia, porque para mi eres perfecta. Simplemente no quería que cargaras con un peso que no te correspondía, pero si es tu deseo... entonces, no tengo porqué ocultarlo.