[Coge el instrumento y rasga vagamente las cuerdas antes de concentrarse.] En eso tienes mucha razón. Empecemos entonces.[Notarás que para cuando comience a tocar la melodía las notas del laúd empezarán a perder su presencia. Sus labios se mueven como si estuviese cantando, pero de ellos no sale ningún ruido.
La tonada que escuches resonará en tu cabeza. Transmitiéndote paz al mismo tiempo en el que parece estar contando alguna historia en otra lengua.]