[Ella está encadenada a una roca gigante a las afueras de la ciudad.]
Oh, sí. Muy Prometeo de su parte. ¿Y ahora qué, va a bajar un águila a comerse mi hígado? Esa es el ave de mi padre, idiotas. [Y mientras dice eso, una corriente eléctrica chisporrotea por las cadenas. Va a derretir estas cosas de ser necesario.]