[Con delicadeza, y a su vez, firmemente, va a tomar tu rostro entre sus manos para que lo mires fijamente, escuchando todo lo que tiene que decirte.]
Nunca, nunca dudes de la asombrosa mujer que eres. Eres hermosa, amable y con un corazón dulce; yo no supe apreciarlo en su momento, y me arrepiento de ello. Pero jamás vuelvas a menospreciarte en mi presencia. Jamás.