[Sí, definitivamente ha sido demasiado por un día. Quizás es eso, y el hecho de que tiene tantas cosas en la cabeza que no quiere seguir pensando mucho más, realmente-- o quizás es esa extraña sensación de que, a pesar de que su cerebro le dice todo lo contrario, debería dejar que te quedaras. Que es lo correcto que lo hayas buscado a él. El nombre en tu pulsera...]
[Se pasa la mano por la cara por enésima vez, antes de mirarte. Niega apenas.] ¿Quieres quedarte? Muy bien, entonces. Te dejaré quedarte.