[Pasa algo de tiempo antes de que pueda calmarse, sin soltarte nunca.
Está hecho un desastre. La cara roja y los ojos le arden y definitivamente no luce apuesto en este momento. No le importa. Nada de eso le importa. Estás aquí y te tiene de vuelta.
Intenta sonreír y que la voz no se le rompa demasiado.] Te dije que mi nombre es GabRIEL.