Mi abuela pasó de ser una respetada bruja Blanca a ser ignorada. Deborah y Arran, como osaron quererme, eran ignorados. Los maestros en la maldita escuela Fain en la que estuve hasta los doce me consideraban imbécil, y los Blanca con los que llegué a tratar cuándo era niño... [Respira, no sabe si enojado o triste o qué, sólo que le duele y siente los ojos arderle, la voz ronca]