Gracias, hermana. [¿Importa siquiera su nombre ahora, hermana? El dolor no debe dejarle pensar muy bien ahora, así que mejor usar la poca claridad que tiene para cosas relevantes.]
[Se acerca un par de pasos frente a Obito, aunque mantieniendo cierta distancia. No repitamos el episodio del fuego.]
Dije que podía ayudarte. Pero depende de ti si quieres mi ayuda, o no. Lo único que debes hacer es responder una pregunta: ¿cómo encontramos a quién nos trajo hasta aquí, para hacer que nos regrese a donde nos esperan?