[Él aún puede sorprenderse, incluso aquí. Y tal vez se sorprende en un comienzo, cuando te ve-- pero no abre los ojos, ni grita, ni corre a abrazarte jubiloso.
En cambio, simplemente se detiene lentamente, respirando profundo una vez, quieto en su sitio mientras te mira con una extraña y melancólica resignación.]