Allí tienes un punto, tus pares han aprendido a coexistir entre los humanos tú, quince años ausente, no tienes el derecho de aprovechar algo que no hallaste.
[Dicho esto toma la espada y-- la hace desaparecer frente a tus ojos.]
No te mataré. No esta vez. Respetaré nuestro trato inicial. [Hay un bonito atardecer ahora. Su capa roja de mece suavemente con el viento.]
Tu peor error fue confiar ciegamente en uno de tus enemigos naturales. Alguien que debe matarte no puede ser tu amigo.