Ayato. [Se acerca, tomando tu mano entre las suyas. Ahí es cuando se da cuenta de como te están temblando.] Fuiste así porque intentaste cuidar de ella a tu manera aunque tal vez no lo hayas hecho de la mejor forma, y el hecho de que esté en este lugar... No es su culpa, ni la tuya. [Acerca tu mano a sus labios, para darle un pequeño beso.] Lo único que puedes hacer, es aprovechar esta oportunidad para enmendar aquello que crees que hiciste mal.