[Reprime una mueca algo adolorida, pero no quita su mano ni dice nada al respecto. Aprieta la mandíbula, y vuelve a no mirarte.][...]
... Me gustaría decir que no lo hubiera hecho. [Su voz suena ahogada, al menos. Algo de decencia le queda para haberse sentido horrible por ello todos estos años. Y hay algo de súplica también en su tono.] Pero no puedo.