Érase una vez un dios dragón rojo. Porque en mi mundo es una cosa que existe, los dioses dragones. Este dragón rojo amaba a la humanidad, y desde los Cielos veía que sufrían abajo. Un día decidió que quería ser uno de ellos y ayudarlos a prosperar.
Y así este dios bajó a la Tierra y se convirtió en un hombre normal. Aunque claro, habiendo siendo un dios, eso es relativo. El dragón Hiryuu, ahora un hombre, sólo conservaba una larga cabellera roja.
¿Cómo ayudas a una gran cantidad de personas? Necesitas poder. Por lo tanto, Hiryuu decidió convertirse en rey y fundar una nación que se llamaría Kouka. Al principio era pequeña, luego empezó a obtener más y más territorio de otras tribus con conquistas militares.