[... Su expresión decae, y por largos segundos guarda silencio.]
Cuales sean los pensamientos en la mente de Arthur... cuales sean sus circunstancias... estás aquí, y éstas viva. [Con cuidado, lentamente, una mano se aventura a tocar su mejilla.] Lo que mis ojos ven es una dama, y no un fantasma. Yo... [...] Nunca permitiré que te lastimen, Morgana.