[La verdad es que no quería pensar en ello, pero ahora que lo dices es evidente. En su caso muerde casi imperceptiblemente su labio inferior, tratando de buscar las palabras correctas.] ... Tienes razón. No puedo decir nada frente a ello, pero por favor no pierdas las esperanzas. Yo he podido cambiar cosas de mí aquí, estoy segura de que tú también podrás.