[... Oh. Bueno, eso es... diferente, aunque le recuerda a las maldiciones de sueño que le describió Cora alguna vez, el cielo no guarde su rancio y perturbado corazón en la gloria.]
[Escucha el resto con atención, y hace un gesto.]
Si ese fuera yo, lad, sé que no querría hacer otra cosa que divertirme un rato para olvidarme de todo eso. Pero, muy bien, aparentemente tu dama no, entiendo.