[Te deja hablar, al menos. No te interrumpe, observándote con gesto impasible, mucho más de lo que se siente ne verdad. Detesta que aún ahora tengas la capacidad de conmoverla, de hacerla dudar. Se detesta a sí misma por permitir que tengas ese poder sobre ella, y tiene que recordarse que no puede creer una palabra de lo que digas.]
[Justamente por eso se preocupa de que su tono sea todo lo absoluto y cortante que puede:] ¿Es que aún no lo entiendes? Siempre lo hubieras hecho.