[Mueve la mano que tenía en tu cabello para cubrirte los ojos para no ver tu expresión porque no quieres que lo haga. Así que empieza a habalr de cualquier cosa para darte unos momentos más]
Mi abuela solía hacer pociones, ese era su don. Trató de enseñarme, pero casi todo lo que hacía terminaba oliendo a calcetines. Pero, cuándo dejé de ir a la escuela, ella y yo íbamos al bosque y nos pasábamos horas mientras ella me enseñaba sobre las plantas y sus cualidades. Solía asustarla cuándo me trepaba en los árboles. Siempre que me bajaba, me daba un coscorrón y me decía que un día iba a caerme y romperme todos los huesos y entonces aprendería a no hacerlo.