En una de las primeras misiones en las que fuimos enviados Porthos y yo juntos, nos agarró una tormenta... Terminé cayendo en un charco enorme y me llené de barro y agua, y estuve quejándome todo el tiempo que seguimos caminando hasta que encontramos refugio. Porthos no paraba de reírse y dijo que parecía un pato por la forma en que caminaba con las botas llenas de agua.
Creo que se reiría de mí otra vez. [O le rompería la cara por idiota y lo abrazaría. Detalles.]