[Alphonse no esperaba despertar después de lo que había pasado la noche anterior. Pero ahí estaba, otra vez metido en un ataúd, como cuando llegó el día anterior. Y otra vez salió del mismo. Caminó fuera del cementerio, y aunque su cara no mostraba expresión alguna era claro que el joven estaba muy confundido. Había muerto. Su sello se había roto. La armadura se había hecho pedazos.
Y sin embargo ahí estaba. Sello intacto. Armadura como nueva. Simplemente no tenía sentido.]