[Qué otra forma le quedaba. Qué otra forma le dejaron.]
Qué trabajo más pobre hiciste, entonces. [Su tono es burlón, cruel, pero debajo se escapa cierta amargura.] Dices que era tu destino, pero ni siquiera pudiste proteger a Arthur. Pareciera ser que ser protegido por el gran Emrys sólo asegura tu propia condena.