Primero que todo, espero que sepas que no tienes que sentirte obligada a cambiar nada de lo que haces o lo que sientes por lo que yo vaya a decir ahora. No quiero que te sientas obligada a hacerlo.
Eres una amiga muy querida, Sansa, y eso no ha cambiado, ni creo que pudiera hacerlo. ¿Cómo podría? Eres estupenda, una de las personas más buenas, valientes y sensatas que he conocido... [Suspira un poco. Muy bien, aquí vamos.] Pero, desde hace un tiempo me he dado cuenta que también me gustaría poder considerarte como algo más que eso.