No es que me ganen, pero varias de las mujeres [viudas, ricas] que solía frecuentar tenían mascotas, y créeme que es muy difícil lograr que alguien te preste atención cuando en cualquier momento se aparece un gato o un perrito molesto a interrumpir. Y siempre hay que recibirlos como si no vivieran ahí y los vieran siempre, oh, monsieur Aramis, no me dirá que le molesta, si es tan cariñoso, mira, creo que le agradas...