Es cierto, lo harías. [Pero sacude un poco la cabeza.] Preferiría que pudieras disfrutar de la noche tranquila. Y creo que podría pedirle su chaqueta a Aramis, después de todo. No te preocupes, estaré bien. Suficiente ya haces ahora. [Mueve su mano sobre tu brazo y le da un apretoncito gentil.]