¡Hubiérais mencionado eso antes! Es muy sencillo, realmente. Sólo tenéis que tender la mano para que yo os la bese, o reír encantadoramente o, en el más amargo de los casos, alejarme con el hielo de vuestro rechazo. Aunque debo decir que en cuanto a ruborizaros adorablemente habéis hecho un excelente trabajo hasta ahora.