[Asiente y se tambalea un poco hacia ti, arrastrando un poco las palabras y a veces gesticulando, a veces enfatizando con el índice.]
Mi mejor amigo y padrino de bodas.... ¡el gran Sherlock Holmes, detective consultor!... apareció en medio de mi luna de miel, vestido como mujer (y he de decir que no hacía de una mujer precisamente atractiva), para salvarnos... a Mary y a mí de un intento de asesinato. [Le da un vistazo a su vaso y nota que está vacío, hm.]
Y luego empujó a mi esposa fuera del tren, por supuesto.