[Hablando de robos y desapariciones que totalmente no ocurren, en la calle principal del pueblo hay una mesita con un chico preadolescente con cara tal vez familiar. Está haciendo ese juego de azar callejero en que revuelves tres cosas y tienes que adivinar cuál es uno determinado. En este caso, lo hace con tres cartas de una baraja.]
Aquí vamos, aquí vamos. Damas, encantadoras damas, y gentiles caballeros, aquí vamos. Ojos agudos y mentes agudas. Sé que es un juego antiguo, pero uno de los mejores. Espero que quieran jugar conmigo. Mangas arriba, manos abiertas, corazón entero. No hay trucos aquí, es lo que estoy diciendo.